sábado, 14 de junio de 2014

HUMILLADOS

Con las novedades de Diego Costa y David Silva en el once titular, la Selección Española arrancaba su cita mundialista en Brasil con la intención de defender la estrella conseguida en Sudáfrica hace cuatro años que le acredita como Campeona del Mundo. Holanda, ese país que Andrés Iniesta hizo llorar aquel lejano verano de 2010, volvía a cruzarse en nuestro camino, esta vez como punto de partida de un gran campeonato.
Después de la polémica victoria de la anfitriona Brasil en su debut, en esta segunda jornada del Mundial todas las miradas se centraban en la Selección que dirige Vicente del Bosque. Para esta cita, Vicente Del Bosque apostaba por mantener el bloque que ha llevado a España a lo más alto y, además, a lograr lo que nunca nadie había conseguido antes, ganar dos Eurocopas y un Mundial de manera consecutiva. Es más que evidente que el inicio de este Campeonato del Mundo para España no fue el deseado por nadie, pero lo que nadie puede nunca es dudar de un grupo de futbolistas que han dado tanto a nuestro país. Los logros del pasado no deben estar exentos de recibir una dura crítica, pero sí de la falta de respeto. Tres aspectos resultaron claves en la contundente derrota de España por cinco goles a uno frente a la renovada Selección Holandesa.
·         Silva: demasiado desapercibida ha pasado la figura del canario en estas primeras horas, siendo que él tuvo en sus botas la oportunidad de sentenciar un partido que España tenía de cara. Solo, delante del portero, el jugador del Manchester City optó por tirar una vaselina al guardameta holandés para subir el segundo gol español al electrónico. La realidad fue bien distinta. Tanto, que un minuto después el resultado ya era de empate a uno. Si se carga contra Casillas por su error en la segunda parte, de la misma manera se debería cargar contra un delantero que, de haber acertado en su ejecución, seguramente hubiera deparado un partido bien distinto para el combinado español.

·         Verbena defensiva: con la siempre sensible baja de Puyol, respecto a la última cita mundialista, Sergio Ramos y Gerard Piqué emergían como la pareja de centrales elegida por Vicente del Bosque para este Campeonato del Mundo. Lo cierto es que habría que remontarse en el tiempo para encontrar un partido tan malo defensivamente por parte de la Selección Española. La distancia entre los dos centrales era la mayor parte de las veces de casi veinte metros, algo que aprovechó a las mil maravillas Arjen Robben, incrustado gran parte del encuentro como delantero centro entre los dos zagueros españoles. El desafortunado partido de Iker Casillas, que fue objeto de falta en el tercer gol orange, hizo que el arquero del Real Madrid tuviera que sacar hasta cinco veces el balón de su portería. Incomprensiblemente ni Sergio Ramos, héroe del madridismo por su actuación en la reciente final de Champions, ni Gerard Piqué, cuya participación en el Barcelona ha generado más sombras que luces esta temporada, no pudieron parar de ninguna manera el vendaval ofensivo en el que se convirtió la selección holandesa, encabezada por un estelar Robben y un incisivo Van Persie.  

·         Louis van Gaal: el planteamiento del seleccionador holandés hizo fracasar el juego de toque que tantas veces le ha funcionado al combinado español. Nada más y nada menos que con cinco defensas, algo que Louis van Gaal nunca ocultó, Holanda fue capaz de anular durante gran parte de la segunda parte el bagaje ofensivo de la selección española. Ni Diego Costa de inicio, ni Fernando Torres ya en la segunda parte, pudieron romper el entramado defensivo establecido por el seleccionador holandés. La Selección Española tan solo fue capaz de anotar desde el punto de penalti, gracias a una pena máxima transformada por Xabi Alonso en la primera mitad.
Bajada de la nube o cura de humildad, lo que está claro es que el debut de España en el Campeonato del Mundo de Brasil ha dejado tocada a una hinchada que soñaba con volver a estar cuatros años después entre los mejores. El próximo miércoles España tendrá la reválida ante el combinado de Chile. El equipo español debe ganar para conseguir los primeros tres puntos pero, sobre todo, para disipar el pesimismo y las posibles dudas que se hayan podido generar en su entorno.