Partidos en los que te lo juegas todo a cara de perro, cara o cruz, tan solo vale la victoria. Últimas fechas en las que, no en todas las categorías, los que parecían ser muy malos, sorprendentemente, inician una racha positiva de resultados que les hace salvar el cuello de manera agónica. Particularmente, y se trata de una mera y humilde opinión, me parece que forma parte de esa esencia mágica que contiene el fútbol y que a tantísimos nos cautivó desde la cuna.
Entre tanto revuelo una figura emerge sobre todas las demas rodeada, como no podía ser de otra manera, de polémica. ¿Quién mejor que un árbitro para dictaminar si un equipo debe permanecer un año más en una categoría, o si por el contrario debe descender a una inferior? ¿existe alguna persona con mayor capacidad que un colegiado para proclamar campeón de liga a un equipo?. Y es aquí donde quiero llegar, porque parece que alguno no lo entiende, que un árbitro no es un juez que dicta una sentencia y hace a un equipo campeón, o perder la categoría, porque a él le da la gana. Me hace gracia la manera en la que algunos exigen a los árbitros estas últimas jornadas que hagan su trabajo rozando la perfección, acertando en todas y cada una de las complicadas jugadas con las que tienen que lidiar durante el transcurso de un partido. Al final, parece que un equipo se salva o deja de salvarse por las decisiones que tome un señor con un silbato en la boca en una fecha determinada.
Señores, seamos serios y no queramos que los demás hagan bien su trabajo, si previamente nosotros no hemos cumplido con nuestro deber. El equipo que llega a las últimas jornadas sin los deberes hechos sabe, o debería saber, que se está jugando su futuro a todo o nada, en un altísimo porcentaje por su culpa, por no haber sacado los resultados desde finales de agosto, o principios de septiembre, como me refería con anterioridad, cuando se iniciaba la temporada. Evidentemente, todos alguna vez nos hemos sentido perjudicados por las decisiones que haya podido tomar el árbitro, incluso en más de una ocasión, pero de lo que no me van a convencer es de que un equipo sufra un descenso, gane una liga o se clasifique para la competición "X", por "el del pito".
Javier Oliván Lázaro
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